Cuando hablamos de la Guerra de Cuba de 1898 se nos viene a la cabeza la imagen del típico soldado americano blanco con el clásico uniforme azul de las películas del oeste luchando contra un español vistiendo el mítico uniforme “rayadillo”. Si vamos más allá de esa imagen descubrimos una parte de la historia poco tratada y esa es el rol de las tropas afro-estadounidenses en el conflicto.
El caso de los soldados negros luchando en el ejercito norteamericano se ha pasado muy por alto y, de hecho, ha sufrido el olvido intencionado durante décadas a pesar de que estas unidades jugaron un papel importante en muchas de las grandes batallas de la campaña terrestre en Cuba (y luego en Filipinas), llegándonos una imagen vaga de que estas unidades tenían una mera función de reserva o de intendencia.
La presencia de afroamericanos en el ejército estadounidense se había multiplicado desde la Guerra de Secesión, llegando a formar varias unidades de infantería o de Caballería, recibiendo el título de Buffalo soldiers por su papel en las grandes llanuras americanas. Pese a que estas unidades fueron importantes en la pacificación del Oeste, estaban segregadas (tenían sus propios campamentos, sus propios hospitales y presidios) y solo había oficiales blancos, estando vedada de manera no oficial la carrera profesional para los hombres de color. Así mismo, los soldados negros sufrían la discriminación de los soldados blancos, por lo que era común los tiroteos o peleas motivadas por el tema racial.
Cuando estalló la guerra contra España en 1898, el gobierno federal llamó a la movilización de las fuerzas milicianas (Guardia Nacional) y del ejército profesional, llamando a filas a miles de voluntarios de casi todos los estados. No solo fueron blancos los que sintieron el ardor guerrero, sino que también miles de negros se organizaron para alistarse y presentar servicio en diferentes unidades. Las unidades de color que cabe destacar son el 24º (al que pertenece el soldado de la ilustración) y el 25º regimiento de infantería y el 9º y 10º regimiento de caballería, regimientos de alta formación y veteranía que formaban parte de los ya mencionados Buffalo soldiers.
Cuando estas tropas desembarcaron en Cuba, formaban parte de un ejército en el que se encontraban los famosos “Rough Riders” de Theodor Roosevelt. Las unidades afroamericanas (que llegaron al número de 5.500 efectivos dentro de un ejército de 25.000 hombres) participaron en las grandes batallas de Cuba, desde el asalto a las Lomas de San Juan hasta la toma de Santiago, pasando por la batalla del Caney. En muchas de estas ocasiones tuvieron un rol fundamental a la hora de reforzar el ataque de otras unidades, o directamente salvándose del desastre, como ocurrió con los Rough Riders, que se toparon con una encerrona española y hubieran sido aniquilados si no hubiera sido por los regimientos de caballería de los Buffalo Soldiers (incluso el que sería el futuro presidente Theodor Roosevelt tuvo que ser evacuado de allí). Por su acción en las Lomas de san Juan, 5 soldados negros recibieron la Medalla de Honor del congreso, un hecho sin precedentes en la historia de los EE. UU.
De esta unidad de los Buffalo Soldiers cabe destacar dos figuras, la de Charles Young, quien sería el primer afroamericano en llegar al rango de coronel y a John J. Pershing quien lideraría la unidad expedicionaria estadounidense enviada a luchar en la Gran Guerra.
Por otro lado, también se formaron una buena cantidad de unidades voluntarias, algunas de ellas se encuadraron dentro de los denominados regimientos “inmunes”. La filosofía de estos cuerpos estaba impregnada de las teorías seudocientíficas raciales que predominaban en el mundo anglosajón y que defendían que los negros, por el hecho de ser negros, estaban más adaptados a las enfermedades tropicales que, por ejemplo, los blancos. Fueron un total de 4 regimientos reclutados entre las comunidades negras de los estados del sur profundo y el resultado fue pésimo, dando lugar a conatos de violencia entre la población civil y cierta inestabilidad social.